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sábado, 3 de febrero de 2024

Israel y Palestina



Lo que empezó como un post corto y sencillo sobre el conflicto entre Israel y Palestina fue creciendo más y más hasta convertirse en un repaso —ni tan corto, ni tan sencillo— de historia, hechos, elementos, circunstancias, factores y argumentos que me parece necesario tener en cuenta cada vez que el tema vuelve a ser noticia.

El texto a continuación es, entonces, un intento por organizar mis ideas al respecto; el tipo de punto de partida que me habría gustado tener a la mano cuando no sabía nada sobre este tema, y lo único que conseguía eran fuentes sesgadas, o fuentes objetivas que sólo abordaban una pequeña porción del asunto.

Sin más preámbulos, pues, ¡arena ven a mí!

∼∼∼

domingo, 24 de septiembre de 2023

El antirracismo se convirtió en teoría de la conspiración



Cuando expliqué cómo la ideología de la Justicia Social™ arruinó el ateísmo señalé que esta doctrina tiene la anatomía de una teoría de la conspiración. A mí en particular me llaman la atención sus hipótesis infalsables — cualquier dato que ponga en duda su veracidad es tratado como inexistente o directamente como algo deliberado por parte de los conspiradores (que en el caso de la Justicia Social™ sería la amalgama de personas, instituciones y grupos "poseedores de privilegio").

Me acordé de esto porque el Centro para la Investigación Antirracista que la Universidad de Boston estableció para que fuera dirigido por el activista Ibram X Kendi, con una subvención de 43 millones de dólares, acaba de hacer un despido masivo de personal entre acusaciones de mala gestión de fondos y desorganización.

Con motivo de este suceso el escritor Gurwinder Bhogal hizo unas ediciones menores y republicó su artículo de por qué creía que el proyecto del antirracismo fracasaría — allí, Bhogal pone de manifiesto cómo esta modalidad de lucha contra el racismo se convirtió en la teoría de la conspiración que hoy implosiona:

miércoles, 12 de julio de 2023

La pseudociencia de la Teoría Crítica de la Raza



Esta es una traducción libre del artículo The Pseudoscience of Critical Race Theory, por Julian Adorney, publicado originalmente en Quillette el 9 de julio de 2023

sábado, 24 de junio de 2023

La subversión ideológica de la biología



Esta es una traducción libre del artículo The Ideological Subversion of Biology, por Jerry Coyne y Luana Maroja, publicado originalmente como artículo principal del Volumen 47 # 4 de Skeptical Inquirer, en su edición para Julio/Agosto 2023

lunes, 5 de junio de 2023

'Journal' de medicina aboga por segregación racial



El New England Journal of Medicine (NEJM), uno de los journals médicos más prestigiosos del mundo, publicó hace unas semanas un llamado a la segregación racial en las aulas de medicina:

viernes, 10 de marzo de 2023

'Science' promueve la paparrucha del racismo inconsciente


Science, uno de los journals científicos más prestigiosos del mundo, acaba de publicar una pastoral sobre el sesgo implícito — esto es, la idea de que todos somos racistas (?), que no nos damos cuenta de que lo somos (??), y todas las potenciales implicaciones que esto tendría, incluyendo la idea de que todas las instituciones son racistas (???), la de que uno puede medir sus niveles de racismo (y otras formas de discriminación) mediante tests de asociación implícita, y hacerse tratar su racismo implícito acudiendo a campamentos de reentranimiento conocidos como "entrenamiento en sesgos". ¡Una pasada, pues!

El artículo, escrito por un tal Rodrigo Pérez Ortega, incluye joyas como:
El IAT [Test de Asociación Implícita] sigue siendo una herramienta estándar para medir el prejuicio implícito, aunque algunos lo han criticado porque hay que realizarlo varias veces para que revele un resultado fiable, ya que las puntuaciones de las personas podrían cambiar cada vez que lo realizan. Incluso cuando los resultados son neutros en cuanto a la raza, la mayoría de los estudios revelan algún tipo de prejuicio inconsciente, como una preferencia no reconocida por determinadas orientaciones sexuales o religiones.

[...]

LOS CIENTÍFICOS llevan mucho tiempo estudiando diversos tipos de intervenciones que intentan " eliminar" los prejuicios implícitos, pero pocas de ellas han demostrado efectos duraderos. "Existe una sólida base científica en torno al sesgo implícito", afirma [Rachel] Hardeman. Sin embargo, "ahora mismo no existe una pauta de referencia sobre cómo intervenir. Está impreso en nuestros cerebros de formas que lo hacen realmente difícil".

[...]

A continuación, el equipo de UnBIASED utilizó un tipo de inteligencia artificial (IA) conocida como aprendizaje de máquinas para analizar patrones en las grabaciones e identificar señales no verbales que pudieran indicar prejuicios implícitos. En una de las grabaciones que le mostraron a [el Dr. Brian] Wood, éste hablaba con un paciente mientras estaba inclinado hacia delante con los brazos cruzados sobre el escritorio, un lenguaje corporal que le preocupa que pueda haberle hecho parecer cerrado e inaccesible. "Reflexioné sobre la forma en que ese lenguaje corporal podía ser percibido por el paciente", dice. Wood, que espera mejorar su comportamiento, dice que agradece estos comentarios y que está deseando recibir más.

[...]

Conseguir la participación de todos los sistemas sanitarios podría acelerar el proceso. Recientemente, los estados de California, Michigan, Maryland, Minnesota y Washington han aprobado leyes que obligan a los profesionales médicos a recibir formación sobre prejuicios implícitos. Y desde junio de 2022, los médicos de Massachusetts están obligados a recibir formación sobre prejuicios implícitos para obtener una nueva licencia o recertificarse para ejercer.
Ohh, vaya, esto es un poco embarazoso — resulta que el racismo inconsciente es un mito, que no ha podido ser replicado mediante verificación independiente. Así es, el dichoso sesgo inconsciente no es más que una idea popular y chupiguay más, que se hizo célebre gracias a la crisis de replicación. Un producto de la negligencia en el quehacer científico, nada más.

Y todas las críticas al Test de Asociación Implícita están más que justificadas porque cualquier test que ofrezca resultados salvajemente dispares entre una toma y la siguiente tiene la consistencia de un flan, y al no ser fiable, carece de cualquier validez, y merece ser criticado hasta el agotamiento.

Ahora bien, que haya gente que se dedique a ofrecer soluciones científicas a problemas imaginarios no es algo completamente nuevo, y normalmente no es demasiado alarmante — las personas pueden desperdiciar su tiempo como les plazca, y mientras no dañen a terceros, que lo aprovechen; al fin y al cabo, pocas cosas producen un subidón de dopamina tan bueno como el sesgo de confirmación. Claro, yo no me dejaría tratar por estos profesionales de la salud, pero eso ya va en cada uno. Y que haya políticos aprobando regulaciones absurdas, basados en pseudociencia y la ignorancia, es casi que hasta un requisito del cargo.

Lo que es relativamente nuevo, y no tan ordinario, es que uno de los journals científicos más prestigiosos del mundo, de larga estancia y de alto factor de impacto, decida utilizar su reputación como parangón del conocimiento acumulado mediante la revisión por pares para travestir como verdadero un concepto que falló esa misma revisión que ha dotado de corpulencia el prestigio de Science.

Y no es que las instituciones humanas deban ser infalibles. Estoy seguro que esta no será la última vez que Science meterá la pata, como de seguro también lo harán los otros journals de gran prestigio. Aquí el punto es doble: el primero, es que no parece que los journals científicos hayan establecido salvaguardas para prevenir capturas ideológicas por parte de doctrinas populares, lo que los hace vulnerables a estar publicando constantemente basura alineada con la ortodoxia de turno... como vimos que durante toda su historia lleva haciendo Nature, la competencia de Science.

El segundo punto es que no parece ser casualidad que la anticiencia promovida en Nature hoy en día se encuentre ideológicamente alineada con la pseudociencia promovida en Science. No creo que en este momento ninguno de los dos journals esté condenado de manera irredimible, pero sí se va haciendo tarde para corregir el curso, so pena de que cada vez se vuelva más difícil identificar lo que es verdadera ciencia de lo que es propaganda ideológica. ¿Y cómo vamos a saberlo exactamente, si las instituciones encargadas de dirimir entre lo que es verdadero y lo que es falso parecen estar abdicando voluntariamente su deber fiduciario en favor del fervor religioso que confiere la sensación de superioridad moral?

Bueno, por lo menos todos seremos etiquetados como racistas "tolerantes".

(vía Why Evolution Is True | imagen: Science)

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Publicado en De Avanzada por David Osorio | Síguenos o apóyanos en Patreon para no perderte las próximas publicaciones

sábado, 15 de octubre de 2022

¿La captura ideológica de 'Nature'?



Hace unas semanas comenté que la empresa de publicación 'científica' Nature estableció un estándar de pureza ideológica para publicar en sus páginas — un cambio editorial en el que ahora se reservan el derecho a rechazar estudios rigurosos o retractarlos a posteriori si consideran que su publicación podría suponer un daño "potencial" para poblaciones vulnerables. Un cambio que abraza la ortodoxia moral del momento, y, con ella, la más elemental ignorancia sobre la ciencia y sus virtudes.

Pues Nature no es nada si no es consistente. A pesar del torrente de críticas sobre esto, la empresa editorial parece empeñada en redoblar su apuesta a la corrección política, así que desde entonces nos han obsequiado más disparates sobre —cómo no— las maldades de la ciencia y el mundo académico.

martes, 4 de octubre de 2022

El antirracismo radical de Christopher Hitchens



Esta es una traducción libre del artículo The radical anti-racism of Christopher Hitchens, por Matt Johnson. El artículo fue publicado en la página de la Foundation Against Intolerance & Racism (FAIR) el 26 de septiembre de 2022

lunes, 1 de noviembre de 2021

Premio de ciencias geofísicas cancelado por color de piel de candidatos



Scientific American reporta que el programa de becas de la Sociedad Americana de Geofísica (AGU, sigla en inglés), el premio más prestigioso otorgado por la mayor sociedad de ciencias de la tierra y el espacio del mundo, no fue entregado este año a ninguno de los finalistas al nivel de la sección de la Criosfera, porque todos tenían el color de piel y sexo equivocados:

domingo, 15 de agosto de 2021

La Justicia Social viene por la salud mental



Como la religión que es, la ideología de la mal llamada Justicia Social ha invadido todas las áreas de la vida humana — así como usurpó y subvirtió las comunidades atea y escéptica, la academia ha seguido una trayectoria similar y sin importar qué tan robusta sea una disciplina o campo del conocimiento, sería extraño si la Justicia Social no hubiera ya empezado a hacer estragos — lo ha hecho con la medicina de género juvenil, la biología evolutiva y hasta las matemáticas (por ejemplo, cuando Doctores de Matemáticas insistían en que no existe una realidad objetiva y que la suma de 2+2 bien puede ser 5); así que, sinceramente, no creo que quede una sola área del conocimiento que haya resistido efectivamente los embates de la sinrazón de siempre estrenando ropa.

Hay disciplinas académicas que tienen un mayor peso que otras. Por ejemplo, yo pensaría que la cantidad de daño que la Justicia Social puede hacer en la botánica es bastante menos devastadora de la que puede hacer en el derecho, la ingeniería, el periodismo, la pedagogía o la salud humana.

Y eso es lo que estamos viendo — hoy en particular, exploraremos cómo la Justicia Social está empezando a deformar la atención en salud mental. En un reciente artículo para Persuasion, la psiquiatra Sally Satel ofreció un vistazo a los cambios que la salud mental empieza a experimentar como disciplina, cuando los pacientes son tratados por activistas en vez de terapeutas:

lunes, 17 de mayo de 2021

La Justicia Social arruinó el ateísmo (II)


Una de las cosas que mencioné al principio de la primera entrega de este artículo es la facilidad con la que se etiqueta de nazi (o alt-right, o neonazi, o de extrema derecha, o supremacista blanco, o adyacente al supremacismo blanco) a una persona por su escepticismo frente a la Justicia Social, y cómo deberíamos reservar esas etiquetas para casos en los que abunde la evidencia de que alguien suscribe de hecho esa lacra de ideologías.

Más me demore yo en traducir mi carta a Gretchen diciendo eso, que en aparecer un artículo acusando a los movimientos ateo y escéptico de haber virado a la extrema derecha y la alt-right, y asegurándose de mencionarme varias veces en los primeros párrafos. ¡El asesinato de mi reputación va sobre ruedas!

En esta ocasión, el autor es el profesor mexicano Miguel Ángel Civeira González (Maik para los amigos), autor del blog Ego Sum Qui Sum, quien vino a rematar lo que había empezado Daniel Galarza Santiago.

Por supuesto, las mentiras sobre mí no se hicieron esperar. Civeira abre el artículo asegurando que tras la muerte de George Floyd yo compartí una gráfica con estadísticas sobre incidentes de crímenes violentos interraciales de 2018 en mi perfil de Facebook, lo cual es absolutamente falso. (Civeira ni siquiera tiene acceso a mi perfil.) Quien sí le ha dado difusión a la gráfica ha sido el propio Civeira, que la reprodujo en su artículo, y además ya la había puesto en su perfil de Twitter. Además, quienes me han leído saben que yo jamás publicaría una gráfica de ese tipo, porque para mí la solución pasa por dejar de obsesionarse con el color de piel, y que un crimen violento está mal y es reprochable siempre, independientemente de los niveles de melanina de los involucrados.

sábado, 17 de abril de 2021

La Justicia Social arruinó el ateísmo (I)



Una versión de este artículo fue publicada en Factor 302.4, blog de Alejandro Agostinelli



Más o menos desde 2011, el movimiento ateo ha venido sufriendo una transformación que ha definido su rumbo en estos últimos 10 años — en pocas palabras, esa transformación ha sido un abandono de los valores ilustrados clásicos (libertad de expresión, libre investigación, la libertad de debatir ideas, el escepticismo y la tolerancia por puntos de vista diferentes) y su reemplazo por un conjunto de principios autoritarios (pureza ideológica, temas tabú, dogmatismo, e intolerancia por quien piense diferente).

Cuando la transformación empezó, yo estuve reportando aquí lo sucedido; no sé de nadie más que haya cubierto estos temas en español, y ciertamente todos los activistas hispanohablantes con los que empezaba a relacionarme en ese momento se quedaban rascándose la cabeza cuando yo mencionaba el tema. Aparentemente, nadie más estaba interesado en estas cosas, lo que significaba trabajo extra, pues si quería que mis lectores supieran lo que pasaba, no sólo tenía que traducir, sino que además tenía que explicar quién era quién, para poder poner las cosas en contexto. Y durante un tiempo lo hice, aunque eventualmente dejé de publicar sobre este tema, y me enfoqué en otros más cercanos a mis lectores.

En cualquier caso, siempre le seguí la pista al tema, porque aún hoy en día sigo asombrado de que un movimiento cuya existencia gire alrededor del respeto al diferente le haya dado la espalda a su propia razón de ser. ¿La cereza sobre el pastel? Que lo hicieron en nombre de la tolerancia y el respeto a la diferencia.

Lo curioso es que el ateísmo organizado fue el primero aunque ciertamente no el último nicho en sufrir una transformación de este tipo. Desde la comunidad del crochet hasta los medios de comunicación han sido presas de transformaciones similares, siempre caracterizadas por acoso, matoneo, y persecuciones a los disidentes. Esto no puede venir como una sorpresa para nadie que no haya vivido bajo una piedra en los últimos cinco años — las instituciones liberales y los principios ilustrados sobre los cuales reposan estas se encuentran bajo ataque en todos los frentes.

El conjunto de ideas detrás de estas transformaciones son aplicaciones de las propuestas de autores posmodernos y sus adaptaciones (unas más fidedignas que otras) al mundo actual, que se han popularizado pretendiendo que luchan por la justicia social; en consecuencia sus activistas han sido llamados Justicieros Sociales (SJW, por las siglas Social Justice Warrior= o woke, porque supuestamente 'despertaron' y abrieron los ojos ante las injusticias. En resumen se trata de una ideología moral bastante inflexible que es caracterizada por las políticas de identidad, la corrección política, y la promoción de la equidad (que no igualdad) y la diversidad de rasgos biológicos (aunque no de pensamiento). Como le he seguido la pista por años a esa transformación, particularmente en el movimiento ateo, y he registrado algunos de esos casos aquí, y otros en la versión de este espacio en inglés, en 2019 mi amiga Gretchen Mullen me invitó a exponer el tema. En ese entonces, para mí ya era claro que el movimiento ateo estaba condenado al fracaso de seguir dándole la espalda a los valores ilustrados, por lo cual escribí que el posmodernismo había secuestrado y destruído el movimiento, al punto de crear una grieta o brecha con dos lados claramente definidos: los autoritarios y los librepensadores.

En vista de que se me habría ido la vida recordando todos y cada uno de los incidentes de matoneo, acoso, y deshonestidad intelectual en los que los ateos woke han incurrido a lo largo de estos 10 años, preferí hacer un resumen de cómo ha ido evolucionando la conversación dentro del propio movimiento ateo, y ofrecer una sensación general de qué es lo que ha venido pasando desde 2011:

jueves, 23 de julio de 2020

Cuando los woke y los racistas coinciden en todo



Creo que lo que realmente consiguió que viera la corriente woke como un retorno al más rancio racismo y otras formas de discriminación fue la exigencia que hace unos años empezó a popularizarse entre movimientos universitarios americanos que exigían el regreso de espacios segregados por raza en los campus — las políticas de Jim Crow disfrazadas de progreso.

Desde entonces, para mí cada vez es más evidente que sin importar la variedad de las políticas de identidad, todas (sea el supremacismo blanco, la Nación del Islam, o el feminismo interseccional) conducen a lo mismo, porque su premisa es la misma: conseguir que la sociedad y sus leyes se basen en un esencialismo semi-biológico. Había pensado en escribir un post largo y detallado al respecto, que ilustrara el punto, pero da la fortuita casualidad que alguien se me ha adelantado y ha expuesto el punto de manera concisa y humorística.

Desde el lunes, el video When Wokes and Racists Actually Agree on Everything del comediante Ryan Long ha rondado las redes sociales con justa razón, porque deja al descubierto que los postulados woke son virtualmente indistinguibles de los de los supremacistas blancos:

sábado, 20 de junio de 2020

¿Podemos alejarnos del borde del abismo?



Esta es una traducción libre del artículo Can We Pull Back From the Brink? de Sam Harris; el artículo es una transcripción literal del episodio 207 de su podcast Making Sense, que se titula igual, publicado el 12 de junio de 2020:

viernes, 12 de junio de 2020

Ahora todos vivimos en un campus universitario americano



Cualquier persona que le siga la pista —aún de lejos— a la política y cultura americanas sabe que desde hace unos años se ha venido dando un giro en la guerra cultural, y que, más pronto que tarde, lo que solía ser un enfrentamiento entre liberales (o progresistas) y conservadores —o izquierda y derecha— se ha venido convirtiendo en un enfrentamiento entre lo que podríamos llamar un libertarianismo civil de corte democrático contra el autoritarismo, con personas de derechas e izquierdas en ambos lados.

Cuando empezamos a notar el cambio, por ejemplo con estudiantes haciendo protestas para que las universidades cancelaran invitaciones a distintos personajes a dar discursos o exigiéndoles que prohibieran invitados de otras asociaciones de estudiantes (por ejemplo, revueltas para cancelar a Ayaan Hirsi Ali, Maryam Namazie y Bill Maher) la respuesta más común a las denuncias de estos excesos era la acusación de "conservador" (?), aunque los menos deshonestos minimizaban el hecho diciendo que así era la vida en los campus de las universidades americanas, y que realmente no valía la pena darle tanta importancia pues esos estudiantes intolerantes ya aprenderían una vez se graduaran y les tocara empezar a construir una trayectoria profesional en el mundo "real", donde sus disparates no serían tolerados.

Pues bien, llegó el momento y, a juzgar por los eventos de la última semana, parece que ninguno de esos antiguos estudiantes fue notificado de que su rebelión sin causa y desprecio por las libertades ajenas debían quedarse en su fuero interno.

viernes, 29 de mayo de 2020

Fabio Zuleta y el costo de la dote wayú



Los colombianitos andan otra vez indignados ⁠— esta vez porque el locutor radial Fabio Zuleta se atrevió a preguntar si en la tribu indígena wayú todavía venden mujeres. Zuleta estaba conversando con el palabrero wayú Roberto Barroso, quien confirmó que todavía se vendían y dijo que a Zuleta le harían una rebaja por ser cercano a la comunidad.

En la entrevista, Zuleta y Barroso hacen comentarios aún más grotescos y de pésimo gusto:

jueves, 2 de abril de 2020

Christopher Hitchens, anti-identitario



Esta es una traducción libre del artículo Christopher Hitchens, Anti-Identitarian, por Matt Johnson, publicado en Quillette el 12 de marzo de 2020:

jueves, 27 de junio de 2019

La religión pierde terreno en el mundo árabe



La encuestadora Arab Barometer acaba de hacer públicos sus más recientes resultados sobre las actitudes en el mundo árabe sobre temas sociales, politicos y religiosos.

La buena noticia es que la religiosidad ha disminuido:

lunes, 15 de abril de 2019

Julian Assange no es periodista



La semana pasada, el hacker australiano Julian Assange finalmente fue arrestado por la policía británica después de que el gobierno ecuatoriano decidió retirarle el asilo que se le había dado hace siete años. Lo que a mí me resulta incomprensible es que haya personas que salieron a la defensa de Assange, aparentemente sin tomarse la molestia de leer e informarse.

Entre los comentarios que han circulado, posiblemente el que más me molesta es el de que el arresto de Assange supone un peligro para los periodistas, la libertad de prensa y la libertad de expresión. Pero es que Assange no es un periodista, nunca lo fue.

viernes, 5 de octubre de 2018

Trolleando al posmodernismo con los Estudios de Agravios



En mayo de 2017, la revista Cogent Social Sciences publicó "El pene conceptual como construcción social", un 'estudio' enviado por Peter Boghossian y James Lindsay en el que afirmaban que los penes no eran órganos reproductivos masculinos sino que eran mejor entendidos como construcciones sociales problemáticas para la humanidad que incluso causaban el cambio climático.

Lindsay y Boghossian buscaban ridiculizar los estudios de género à la Sokal, poniendo de relieve lo fácil que es publicar cualquier sartal de sandeces en un journal de estudios de género y, para muchos, lo consiguieron.

A principios de 2018, Lindsay y Boghossian se asociaron con Helen Pluckrose, para repetir la jugada del pene conceptual en masse; en este año, llegaron a fabricar hasta 20 'estudios' posmodernos que enviaron a journals de 'humanidades' y 'ciencias' sociales — los tres terminaron revelando el proyecto después de que el Wall Street Journal empezó a seguirle la pista a uno de sus artículos falsos sobre estudios de agravios.

Eso sí, los papers que les publicaron son una pasada: